Amar con el corazón

Es difícil explicar con palabras lo que es el amor. Lo que implica amar con el corazón, con sinceridad y con transparencia a otra persona. Amándola por encima de absolutamente todo. De sus errores (que tanto nos cabrean), de sus imperfecciones (que tanto aborrecemos), de sus manías (que tanto nos desquician), de sus hábitos, de su forma de pensar, de su forma de vestir, de las decisiones que toma (porque nosotros jamás habríamos hecho así las cosas) e incluso amarla aún cuando nos ha hecho daño…

Es muy muy difícil transmitir lo que realmente significa amar con un auténtico amor. Con un amor puro e inmaculado, virgen, carente de miedo, de dolor, de incomprensión, de rabia, de celos, de ira…

Puede que a veces hayamos tenido la suerte de experimentar en nuestro interior tal magnitud de amor y puede, que al hacerlo nos hayamos emocionado, que incluso hayamos derramado alguna lágrima, que hayamos sentido cómo nuestro pecho se hincha y se descongestiona de todo lo que nos corroe por dentro, sintiéndonos desnudos (porque todos nuestros disfracen se caen), libres… liberados de tantas cosas…

Amar implica libertad. Ser libres para desarrollarnos en la vida y para dejar a otros que  sigan también su camino y su crecimiento (sin tratar de retenerlos, sin criticarles).

A su vez, la libertad implica perdón… Porque al perdonar, soltamos tantas y tantas cosas. Todas esas cargas que hacen que la vida nos pese más. Soltamos la culpabilización, soltamos los reproches, la crítica, el juicio, el cabreo… ya no están. Desaparecen. Nos vaciamos. Y sólo entonces podemos sentir la libertad, la expansión, la paz, la felicidad. Ahora sí hay hueco para experimentar todo ello… Ahora podemos comenzar a caminar con una nueva mirada. Es como un nuevo amanecer. Sólo importa el presente y el camino que está delante de nosotros… aguardándonos…

Ama sin juicios, ama sin miedo, ama con el corazón, ama con entrega, ama con todo tu ser y no te sueltes de ahí nunca… Merece la pena intentarlo, ¿no crees? 😉