Tenía pendiente escribir este post para daros herramientas alternativas al castigo en la educación de los más pequeños de la casa. Si no leísteis el post anterior sobre las consecuencias negativas de castigar, te recomiendo que le eches un vistazo para que tengas una visión más completa del asunto.
Bueno, lo primero que quiero compartir contigo es el poder que tiene nuestro foco de atención y cómo éste influye en nuestro comportamiento…
El foco de atención es aquello en lo que nos fijamos, lo que resalta ante nuestros ojos. En algunos padres suele ocurrir que su foco de atención está puesto sólo y exclusivamente en los comportamientos erróneos de sus hijos (pegarle a su hermano/a pequeña, no recoger los juguetes después de usarlos, no hacer la cama, dejarse la tele encendida, no hacer los deberes…).
Bien, cuando el adulto sólo ve las cosas negativas que hace el niño y olvida las cosas que hace bien, es probable que en un intento de corregirle empiece a llamarle la atención («¡Pablo, no pegues a tu hermana!», «¡María! ¿Qué te tengo dicho sobre recoger tu cuarto?», «¡Víctor! deja de masticar con la boca abierta!«, «¡Elena! !Deja de mirarte el ombligo y ponte a hacer los deberes!»
Sin embargo, ahora sabemos que hay formas más efectivas para aumentar las conductas positivas en los niños (pincha en el link para saber más al respecto) y que los castigos, son menos efectivos. Dicho de otra manera, es mejor señalar lo bueno y no lo malo :) De ahora en adelante, te animo a que pongas tu foco de atención en las cosas que hace bien tu hij@ para que le animes a seguir caminando en por esa senda.
No le castigues: Ayúdale a hacerlo mejor
Puede que ahora mismo estés pensando algo parecido a esto, «De acuerdo, debemos reforzar las conductas positivas, los castigos no funcionan, pero mi hij@ va a seguir haciendo cosas mal, entonces, ¿qué debemos hacer?«
Los niños están aprendiendo a interiorizar muchas cosas, aprendiendo a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, comprendiendo lo que los adultos esperan de ellos, etc…. Así que ayudémosles convirtiéndonos en sus cómplices, guias, maestros y compañeros en este proceso de aprendizaje. En lugar de señalar que lo están haciendo mal, acerquémonos a ellos para ayudarles a que lo hagan mejor. Por ejemplo, si Julia siempre se deja la tele encendida, en lugar de reaccionar con enfado («¡Julia! ¿Qué te he dicho mil veces?«), hagamos lo siguiente: «Julia, ven un momento«, (y la llevamos hasta la tele). «Como ya has terminado de ver la televisión, ¿qué te parece si coges el mando que está ahí y la apagas?«. Y acto seguido, podemos terminar reforzándola. «¡Estupendo Julia! ¡Muchas gracias!»
Establecer Normas
Es muy importante educar a los niños con unas normas claras, concretas y específicas para ayudarles a que se comporten de acuerdo a dichas normas. Sin embargo, no se trata de poner una norma para cada situación. La idea es poner normas esenciales, por ejemplo, «Lavarse los dientes después de cada comida», «Guardar los juguetes después de usarlos», «Hacer la cama antes de ir al cole»…
- Todas ellas, si os fijáis son muy concretas, están muy bien definidas y esto es algo muy importante. ¿Cuál sería una mala instrucción? ¿Se te ocurre alguna? Por ejemplo, «Pórtate bien», en principio parece una buena instrucción, ¿verdad? Sin embargo, cuando el papá o la mamá está diciendo pórtate bien, ¿a qué se refiere?, ¿a que no moleste haciendo muchas preguntas?, ¿a que haga los deberes?… Si no lo especifica, no lo sabremos y el niño tampoco. Esto puede dar lugar a problemas ya que la instrucción no está siendo clara.
- Por tanto, es importante dar una instrucción clara, pero también, no saturar al niño con 30 normas de las cuales solo se va a acordar de 2 y va a hacer que el adulto se frustre y el niño también. Esto no sería efectivo y tampoco realista. Elige aquellas normas que sean realmente importantes y elimina esas otras que no lo son y, sobre todo, ayúdale a cumplirlas.
- Y ahora una reflexión que me gustaría que hiciésemos juntos, ¿qué tipo de lenguaje utilizas cuando pones normas?, ¿son normas más bien negativas y/o prohibitivas o son normas positivas?, ¿Se te ocurre cómo puedes poner una norma con un lenguaje positivo?. Cojamos el ejemplo, de que queremos que nuestro hijo/a aprenda a masticar con la boca cerrada. ¿Cómo sería la norma expresándola en negativo?
Sara, no mastiques con la boca abierta, mastica con la boca cerrada
Como ves es una instrucción prohibitiva, («no hagas esto»). Ahora bien, ¿se te ocurre la forma de dar la instrucción de una manera más positiva? Yo te ayudo, podría ser algo así como:
Sara, cada comida en la que te mastiques con la boca cerrada te dejaré elegir el postre que tu quieras.
Causa-Consecuencia
La vida nos enseña que toda acción tiene una reacción y que cada conducta tiene también su consecuencia. Esta es un valioso aprendizaje para nuestros pequeños. Los adultos tenemos que permitirles que tomen conciencia de esta realidad. Si se portan de acuerdo a las normas del juego que hemos marcado obtendrán unas recompensas y si no siguen las normas, tampoco obtendrán sus privilegios. Usando el ejemplo anterior, si Sara no respeta la norma, cuando termine de comer no podrá elegir su postre favorito. Y aquí hemos de mantenernos firmes para que ella pueda recoger ese aprendizaje: toda conducta, conlleva una consecuencia. Os aseguro que si un día se queda sin su postre favorito, al día siguiente se esmerará más para conseguirlo 🙂
Estas son algunas de las alternativas que espero os ayuden en la compleja labor de educar a nuestros pequeños. Sólo he mencionado algunas, continuaré dándoos mas herramientas en siguientes artículos! Gracias por seguirme y ya sabes, si tienes alguna duda o pregunta, no dudes en ponerte en contacto conmigo, estaré encantada de ayudarte. 😉
- Sandra Muñoz Tortajada
- Psicóloga CV12460
Psicología Sandra Muñoz
sandra.m@cop.es