Aprendrer a decir «no» o rechazar peticiones es fundamental a la hora de relacionarnos con las personas, tanto las más queridas como las que no conocemos casi. Forma parte de nuestros derechos asertivos. Es decir, tenemos derecho a no hacerle un favor a alguien, a no complacer siempre a los demás o decidir si queremos o no queremos hacer lo que nos están pidiendo.
Si recordáis otros post en los que hablaba de nuestos derechos asertivos, la asertividad consiste es saber defender nuestros deseos, sentimientos o necesidades sin hacer daño a nadie. Todos tenemos derecho a hacer peticiones, por muy raras que parezcan y por supuesto, todos tenemos derecho a decir «gracias, pero no».
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE APRENDER A DECIR «NO»?
Las personas que no saben rechazar peticiones suelen acabar sintiéndose utilizadas, tristes, impotentes, pisoteadas, frustradas ya que dejan de lado sus propios intereses por satisfacer o complacer a los demás. Todas esas emociones se van enquistando y pueden derivar en problemas de autoestima (sentimientos de poca valía), bajo estado de ánimo, depresión, etc…
El miedo a que nos dejen de lado si nos negamos suele propiciar y reforzar el hábito de decir que sí a todo. Sin embargo, esto es una trampa que sólo nos lleva a no salir de nuestra zona de confort, seguir padeciendo y recogiendo una visión pesimista de uno mismo y sobre todo de los demás («nunca miran por mi»; «sólo me buscan para que les ayude», «nunca me tienen en cuenta»…).
¿CUÁNDO DEBEMOS DECIR «NO»?
Tenemos derecho a decir «no» sin sentirnos culpables ante peticiones que:
- Si aceptamos nos va a hacer sentir incómodos («acompáñame a…»; «pregúntaselo tu…»).
- Si al aceptarla nos vamos a sentir molestos acerca de posesiones personales («déjame el coche, el libro, los apuntes…»)
- Si al aceptar, vamos a pensar que están abusando de nosotros, nuestra confianza o de nuestros derechos personales («préstame dinero»; «quédate más horas trabajando»; «ves tu a clase y luego me pasas los apuntes»; etc…)
- O simplemente no nos apetece aceptar aunque no haya una razón concreta(«¿quedamos esta tarde?»; «¿vamos al cine?«; «¿salimos de fiesta?).
¿¿Eso significa que siempre haya que decir «no» y si no no estamos siendo asertivos y defendiendo nuestros derechos??
Como todo en la vida, hemos de valorar. En el medio está siempre la virtud. Ser flexibles, reflexivos para saber qué nos combiene más en cada momento es la clave. Hay que valorar los pros y los contras de nuestra respuesta. Puede que si el jefe nos pide que nos quedemos una hora más no sea sensato decirle que no si lo que buscamos es un ascenso o un aumento de sueldo, por ejemplo.
ESTRATEGIAS PARA DECIR «NO»
1.Si la petición es muy importante y necesitas meditar la respuesta, recuerda que puedes retrasar la respuesta («necesito pensarlo con calma»; «Me has pillado en blanco»; «no sé que decirte, déjame que lo piense»…)
2. No pongas excusas, atrévete a decir lo que realmente necesitas/quieres decir. Las excusas las pueden desmontar facilmente si el interlocutor es hábil y además no nos ayudan a aprender a decir que no.
Ejemplo:
- Déjame el coche.
- No puedo, no tiene gasolina.
- No te preocupes, ya le pongo yo.
3. Una buena estrategia es empezar la frase por la palabra «NO» seguido de la frase «PREFIERO NO HACER….» o «PREFIERO HACER…».
Ejemplo:
- ¿Quedamos para ir al cine?
- No, prefiero quedarme en casa, aunque te agradezco la invitación»
4. Si lo deseamos podemos justificar el «no», es decir, argumentar o dar razones reales de por qué no. Fíjate que esto es muy distinto a dar excusas, las cuales nos las solemos inventar para evitar decir que no.
5. Acota la negativa. ¿El no es un «no» para siempre, es un «no» puntual? «Prefiero que no nos volvamos a ver y que no insistas en que quedemos» o «Hoy no me apetece, pero mañana podríamos vernos».
6. No uses expresiones sarcásticas, cínicas, irónicas o AGRESIVAS del estilo «¿pero que te has creído?, ¿cómo se te ocurre?, ¿en qué estabas pensando cuando me lo has pedido?»…
7. Si la persona nos interesa o la apreciamos podemos suavizar la negativa con expresiones de este tipo: «Me siento muy halagad@, pero no, gracias»; «me alegra mucho que hayas pensado en mí para esto, pero… no».
8. Si la petición encaja contigo, pero en ese momento no puedes atenderla, puedes buscar alternativas («yo no, pero conozco a alguien que...»).
¡HASTA AQUÍ EL POST DE HOY! 😉 Espero que os haya resultado útil. Si es así, no dudes en compartir, darle a «me gusta» o dejar tus comentarios. Nos leemos en el siguiente post! 🙂
Sandra Muñoz
Psicóloga Especializada en Ps. Clínica
Despacho: C/Marqués de Sotelo 9, pta 15.
660 032 031 sandra.m@cop.es